'Stolpersteine', las piedras del recuerdo.

 


La primera vez que vi una stolpersteine —o piedra del recuerdo—, fue durante mi viaje a Ámsterdam, clavando mi vista, curiosa, en aquella piedra cuadrada incrustada en el suelo que sobresalía, gracias al dorado brillante que emanaba, del resto del pavimento holandés.

Sin embargo, no conocería realmente en qué consistían aquellas enigmáticas baldosas hasta que, durante uno de los diferentes tours de los que disfruté por la ciudad, su guía nos descubriera de qué trataban aquellos pedazos de latón. Y su historia y finalidad me parecieron tan especiales que es de lo que os voy a hablar en la vuelta del diario de Ro. Han sido muchos meses de parón, por diferentes motivos, y no podía elegir una historia para volver más especial que esta. Espero que la disfrutéis y que, como a mí, os llegue al corazón.

Imágen de una "stolpersteine" europea

Las stolpersteine son conocidas, originalmente, como las “piedras del tropiezo”, ya que —literalmente— se tropieza con ellas mientras vas paseando por las calles menos esperadas de toda Europa. A pesar de ello, a mí me gusta más identificarlas con otras de sus acepciones: “las piedras del recuerdo”.  Y es que, la principal finalidad de su creador al realizarlas —el artista alemán Gunter Demnig— era la de recordar —y conmemorar— a las víctimas del Holocausto, ¿cómo?, colocando pequeñas piedras, de no más de 10 centímetros, en las puertas de sus últimos hogares conocidos y de los cuales fueron cruelmente expulsados.

Esta iniciativa comenzó siendo un proyecto bastante humilde, hasta que ahora, 31 años después, se ha convertido en el monumento descentralizado más grande del mundo, presentes en las aceras de más de 30 países europeos. Llama la atención como es su escultor original, el ya nombrado, Gunter Demnig, quien —hasta el COVID— siempre instalaba personalmente las primeras piedras del recuerdo que llegaban a una nueva localidad, encargándose íntegramente de todo su proceso de instalación: desde la excavación del hueco donde van colocadas, hasta la recogida de escombros, incrustación de la baldosa, reposición del acerado, etc.

Gunter Demnig instalando una de "las piedras del recuerdo" presentes en Madrid

Resultaba muy pintoresco poder ver la manera en la que este anciano —de 73 años— acudía con su furgoneta-taller a la ciudad donde debía dejar su histórico rastro, ataviado con un look que contribuía —y contribuye— a impregnarlo de la magia que lo caracteriza. Como se puede ver en la imagen anterior, no era raro poder encontrarse con Demnig arrodillado en cualquier acera europea instalando estos pedacitos de recuerdos, de rodillas y ataviado con su sombrero de ala ancha, su camisa vaquera, su chaleco de cuero y pañuelo rojo al cuello. Su intención al repetir este patrón en toda ciudad donde se instala la primera stolpersteine, es la de que en todo el mundo siga un mismo patrón debiendo, para ello, estar todas y cada una de ellas grabadas a mano artesanalmente por el escultor Michael Friedrichs-Friedlaender.

El primero de todos estos latones apareció —como ya he adelantado anteriormente— en 1992, en Colonia, Alemania. Dando el salto poco después a Berlín, la capital alemana, donde ya pueden observarse más de 8.500 ejemplares de estos pedacitos de historia.

Estas “piedras del recuerdo”, honran no solo a los fallecidos a manos de los nazis, sino a un colectivo cada vez mayor. El poder de su recuerdo se ha extendido —además de a judíos— a sinti, romaníes, afro-alemanes, discapacitados, disidentes y homosexuales, ya hubiesen sido asesinados en campos de concentración y exterminio como a quienes tuvieron la suerte de sobrevivir a ellos.  Y también —con ellas— se conmemoran a aquellos que se vieron obligados a exiliarse para salvar su vida a países como, por ejemplo, Estados Unidos o Palestina. De ahí a que actualmente existan numerosas de estas piedras en países que nunca fueron ocupados por Hitler y su ejército, como pueden ser Suiza y España.

En el caso de España, estas pequeñas baldosas llegaron a nuestras calles en 2015, homenajeando a aquellas víctimas del franquismo deportadas a campos de concentración y exterminio —sobre todo franceses—, así como a todos aquellos que se vieron obligados al exilio ante la amenaza de la alargada y oscura sombra de Franco y su gobierno dictatorial.

Las primeras piedras del recuerdo que se instalaron en España lo hicieron en Cataluña, concretamente en Navas, Barcelona, en el año 2015. Desde entonces, se suman ya más de 600 piedras a lo largo y ancho de todo el mapa de nuestro país.

Solo en Madrid hay ya colocadas un total de 16, a la espera de poder ser instaladas otras 35 más. En cuanto a su coste económico, al menos en España, son íntegramente costeados por el grupo de Familiares y Amigos de Deportados, manteniéndose las autoridades y ayuntamientos totalmente ajenas a ello, participando únicamente con su autorización a la pertinente instalación.

Las piedras del recuerdo, son un engranaje más de la memoria histórica que tanto trabajo está constando dar voz en España. Y es que no debemos olvidar que aproximadamente unos 9.000 españoles fueron deportados a campos de concentración y exterminio, de los cuales más de 5.258 fallecieron. Que menos que poner nombre y rostro a esas más de cinco mil víctimas y otorgarles el reconocimiento que se merecen con iniciativas tan humildes como esta.

Los actos de colocación de las stolpersteine” son actos de lo más humildes, integrados únicamente por familiares directos de las víctimas a las que representan y, por supuesto, nada institucionales, imperando en ellos la emotividad, la emoción, la sencillez y, sobre todo, el amor.  

Familiares de Saturnino Arroyo sosteniendo su "piedra del recuerdo"

Gracias a estas mágicas piedras, las victimas que fueron arrancadas de sus hogares ahora pueden regresar a ellos. Otorgándoles —con ellas— el reconocimiento que merecen y conociéndose y divulgándose así su historia, ahora congelada para siempre en estas pequeñas piedras del recuerdo. Porque nunca debemos olvidar —y nunca mejor dicho—, que solo muere aquel que es olvidado, y que solo conociendo y recordando la historia, podremos evitar que se vuelva a repetir.

Esta entrada, humildemente, va por todas aquellas personas se vieron en la obligación de abandonar su casa, su país y su familia, por aquellos que tuvieron que abandonarlo todo por culpa del odio, del radicalismo, del autoritarismo y de la peor deshumanización de la que ha podido ser testigo la humanidad. En nosotros está el poder reconocerlos como se merecen, se lo deben y se lo debemos.

Conjunto de "piedras del recuerdo"

Y hasta aquí mi entrada de hoy del diario de Ro, espero que os haya gustado y emocionado. Gracias por estar ahí, justo al otro lado de la pantalla, compartiendo un pedacito de mi mundo conmigo. Nos vemos muy pero que muy pronto en un nuevo post del diario de Ro”. Os espero.

Bibliografia de las imágenes presentes en este post:

-Imagen I: fotografía obtenida de la web "Fuldaer-Nachrichten"

-Imagen II: fotografía obtenida de la web"la Brújula Verde".

-Imagen III: fotografía obtenida del periódico online "el Diario".  

-Imagen IV: fotografía obtenida del periódico "el País".

-Imagen V: fotografía obtenida del periódico "el diario de Tarragona".