“Rodéate de cosas que te inspiren”, leí ayer mientras buceaba por Instagram. Y que verdad. Rodearte de personas, cosas o sitios que te inspiren es, sin duda, parte de la magia. Y en Madrid hay muchos rinconcitos en los que, si te paras a sentirlos, se respira magia.
Y de todos los que he ido descubriendo hasta ahora, Frida es, si lugar a dudas, uno de mis favoritos.
Mi historia con este restaurante comenzó en 2018, cuando una buena amiga (gracias infinitas siempre, Cristina) me lo descubrió. Momento a partir del cual, en cada visita que hacía a la capital, no dudaba en volver a refugiarme entre sus mesas.