“La educación de la mujer no puede llamarse como tal educación, sino doma, pues se propone como fin la obediencia, la pasividad y la sumisión”
Con esta frase —que bien ejemplifica parte de la personalidad de mi siguiente protagonista— comienzo a desarrollar mi post de hoy. Una publicación dedicada a la sublime Emilia Pardo Bazán.
A menudo, cuando hablamos de literatura, las mujeres suelen aparecen en un segundo plano, algo muy fácil de contrastar. Por ejemplo, si instamos a quienes nos rodean a que nos nombren a tres autores clásicos de la literatura española, apuesto a que nos contestarían casi sin pestañear. Unas respuestas rápidas que se complicarían —y mucho— si nuestra pregunta se centrara en que nuestros encuestados debieran citarnos, esta vez, a tres autoras propias de la literatura clásica de nuestro país. Os aseguro que no falla. Es más, me arriesgaría a decir que, si alguien acertara a decir más de un nombre femenino, apuesto a que, entre ellos, no faltaría el de la Bazán.
De
esta reflexión solo se puede sacar una conclusión, y no es otra que la
certeza de que algo se está —o estamos— haciendo mal. Porque sí que hay verdaderas
autoras literarias clásicas de una calidad infinita y sí
que nos dejaron un gran legado literario. Una herencia que, a menudo, se ha visto
ensombrecida por la superioridad del género masculino.
Ante esto, lo único que podemos hacer ahora para revertir esta situación es dar toda la visibilidad posible —y poner en valor— a las grandes artistas que también forman parte de la historia, devolviéndoles el papel protagonista que tanto merecen, ya sea en la literatura o en cualquier ámbito cultural.
Y eso es precisamente lo que hace la Biblioteca Nacional de España, en Madrid, con la exposición denominada “Emilia Pardo Bazán. El reto de la modernidad”, una de las primeras exposiciones que visité nada más llegar a la capital y que, sin duda, merece muchisimo la pena disfrutar.
Esta exposición se celebra como una actividad más dentro de los diferentes actos que se están llevando a cabo enmarcados en el centenario de la muerte de la Bazán, celebrado durante todo este 2021. Una celebración que hoy —16 de septiembre— adquiere más significado que nunca, pues se cumplen 170 años del nacimiento de esta gran artista de las letras.
“El reto de la modernidad” es un recorrido —realizado
con exquisito gusto— por la vida y la obra de Emilia, donde se expone como una mujer asumía los
retos a los que ella se enfrentaba en cuanto al ámbito literario, artístico, intelectual
e, incluso, personal se refiere.
La Bazán rompió todos los moldes y se saltó todos los cánones establecidos de la época. Contextualicemos todo ello —y para más inri— en plena España de finales de siglo XIX y principios del XX, donde el papel de la mujer era, cuanto menos, limitado. Por lo tanto, ¿era Emilia Pardo Bazán una revolucionaria? A todas luces, sí.
Y esto es lo que pretende divulgar precisamente esta exposición
(comisariada,
de manera excelente, por Isabel
Burdiel), el carácter rebelde con el que Pardo Bazán asumió
su vida y su profesión. Una manera de ver el mundo, el de esta artista, que allanó
el camino de muchas otras a base de sudor, esfuerzo y lágrimas. Pero
viviendo como quiso, a pesar de lo complicado que a menudo le resultó.
A continuación, expongo alguna de las fotos que hice durante mi visita. Espero trasladaros la esencia de
lo que se puede vivir durante la exposición, pero, os animo, de verdad, a que la
visitéis, porque no solo vais a conocer la historia de esta gran autora, sino
también, de su mano, vais a descubrir parte de la historia general de nuestro
país.
Ahora, tras este particular visionado de “Emilia
Pardo Bazán. El reto de la modernidad”, lo que me gustaría es
acercaros, de una manera amena y poco extensa, a la vida y obra de la artista,
aportando datos que he aprendido tras haber visitado la referenciada exposición
y tras haberme documentado un poquito más sobre ella a través de diversas
biografías, artículos y documentales.
Con este breve resumen de la Bazán, lo que pretendo es —como
ya hice con Frida— que se os guarden en la memoria una serie de datos que
dibujen, a grandes rasgos, la esencia de esta autora.
Emilia Pardo Bazán (1851–1921), gallega de nacimiento y madrileña de adopción, fue una excelente escritora, novelista, dramaturga, poetisa, traductora, editora, ensayista, y periodista española. Así como, también, una de las primeras figuras femeninas que iba a luchar, con uñas y dientes, por reivindicar, y defender, los derechos femeninos.
Emilia es una de las autoras
españolas más leídas, a nivel mundial, habiendo sido traducida en más de
diez idiomas ya en vida, lo que suponía todo un logro para cualquier escritor,
imaginaos el mérito que podía tener la Bazán siendo encima mujer si tenemos en
cuenta el contexto histórico en el que vivió esta autora.
Pardo Bazán era una mujer marcada por profundos contrastes. Era apasionada, pero también se declaraba anti sentimental. Era católica, pero también carlista y una feminista radical — según sus propias palabras, las cuales abren este post—. Y también, era totalmente nacionalista aunque, de la misma manera, una cosmopolita convencida. En conclusión, si algo era Emilia, era una MUJER —con mayúsculas y sin etiquetas— que lo único que buscaba era ser libre en un mundo que se empeñaba en mantener a las mujeres sumidas en la total represión.
Emilia, debido a que perteneció a una familia bastante acomodada, y al ser hija única, disfrutó de una más que esmerada educación. Además, tuvo un ejemplo, y un mentor, que, sin duda, influyó —y mucho— en la formación de su propio pensamiento liberal. Y este no fue otro que su padre, José Pardo Bazán y Mosquera.
Que un hombre tuviese unos pensamientos tan liberales e igualitarios en cuestión de género como los que caracterizaban a los pensamientos propios de su progenitor, resultaban algo totalmente extraño, casi una excepción se podría decir por aquellos tiempos. A continuación, os dejo una de las frases que José Pardo Bazán y Mosquera repetía a su hija y que deja patente el liberalismo y la igualdad que este defendía: “Mira, hija mía, los hombres somos muy egoístas, y si te dicen alguna vez que hay cosas que los hombres pueden hacer y las mujeres no, di que es mentira porque no puede haber dos morales para dos sexos”.
Siguiendo
un poco con su vida personal, la Bazán, una vez dejada atrás su
niñez, pronto contraería matrimonio —cuando contaba con solo 16 años—. Y lo
haría casándose con José Quiroga y Pérez Deza (abogado). Una unión matrimonial
que duraría 15 años y del cual nacerían sus tres hijos, Jaime, Blanca y
Carmen.
Se dice que la Bazán decidió poner fin a su matrimonio cuando su marido, una vez ya instalados en Madrid, y tras comenzar a dispararse la carrera literaria de la autora, le pide que deje de escribir, a lo que ella responde con una separación. Emilia Pardo Bazán prefería divorciarse —con todo lo que ello significaba en la sociedad del momento— que dejar su pasión por la escritura.
Una pasión que nos ha dejado títulos tan conocidos como Un viaje de novios (1881), “Los pazos de Ulloa (1886-1887)”, Insolación (historia amorosa) (1889) o “Memorias de un solterón” (1896), entre muchas otras.
Centrándome
ahora en la obra de esta autora, voy a comenzar hablando de sus inicios en la literatura. Se puede considerar a la Bazán como una autora
bastante precoz, conociéndose que, a los 9 años, ya escribía versos y que,
con tan solo 16, ya publicaba poesía en diferentes publicaciones gallegas.
En
cuanto a su estilo, y a las corrientes de las que se nutrió, Emilia logró crear
una simbiosis perfecta entre realismo y romanticismo. Siendo, además,
partidaria de autores naturalistas. Pero todo ello iría evolucionando, y
cambiando, a lo largo de toda su trayectoria profesional para, finalmente, dedicarse
a realizar obras de marcado carácter modernista y simbolista.
Para
Emilia, una de las claves de su vida —y que sin duda enriqueció de
manera incalculable a su obra— era viajar, considerando esta actividad como
casi una obligación higiénica para todo escritor/ra que se precie. En su caso, visitó ciudades como Londres,
Paris (donde conoció a Émile Zola, máximo representante del naturalismo
francés) o Vichi (donde conoció al autor Víctor Hugo), entre otras.
En cuanto a sus logros, recibió —se puede decir—una de cal y otra de arena. Por un lado, Emilia Pardo Bazán consiguió llegar a ser la primera presidenta (femenina) de la sección literaria del Ateneo de Madrid y, además, consiguió también ser nombrada Consejera de Instrucción Pública por el rey Alfonso XIII.
Pero,
por otro, y a pesar de haberlo solicitado varias veces, su admisión a la Real
Academia Española fue denegada, siendo rechazada su participación simplemente
por ser mujer, ya que esto iba en contra de los estatutos de dicha institución.
De hecho, no sería hasta 1979 —casi antes de ayer—, cuando ingresaría en ella
la primera mujer de la Real Academia, y esta fue Carmen Conde.
Como
curiosidad sobre esto que comento de la Real Academia, añadiré que,
desde que se fundara está asociación, la misma ha tenido, en total, 486
académicos. ¿Sabéis cuantas de ellas han sido mujeres? 11. Nada más que
añadir.
Volviendo
a Emilia, cabe resaltar también su incursión en el mundo de la docencia
universitaria, ostentando el cargo de Catedrática de lenguas neolatinas de
la universidad de Madrid, siendo la primera mujer que accedía a un cargo de
estas características sin realizar antes ninguna oposición.
En
cuanto a su faceta feminista, de la que ya he ido hablando a lo largo de
esta publicación, confirmar que Emilia fue una feminista radical, activa y
combativa que luchó, sin descanso —y a pesar de las consecuencias que esto le acarreó— por los
derechos de las mujeres y por la independencia femenina en todos los ámbitos,
ya fuese en círculos sociales o en los culturales.
Pardo Bazán fue, además, de las primeras autoras literarias que se negaron a publicar bajo pseudónimos, como sí que se veían obligadas a hacer sus antecesoras si querían tener alguna mínima oportunidad de publicar —y triunfar— dentro del mundo literario.
Como
empresaria, triunfó fundando la revista “Nuevo teatro Crítico” y la editorial “Biblioteca de la Mujer”. Sin embargo, siempre se le resistiría un
ámbito cultural, el teatro.
Debido a su carácter combativo e inconformista —a lo largo de estas líneas argumentado—, se ganó diversos insultos y menosprecios con los que se vería obligada a convivir durante la mayor parte de su vida. De entre los intelectuales que fueron más duros con Emilia encontramos, por ejemplo, a Leopoldo Alas Clarín, a quien, en un principio, le unió una gran amistad.
La foto que podéis ver a continuación, es solo una de las "incómodas" declaraciones que Alas Clarín vertió sobre la Bazán. Unas desagradables palabras que vienen al caso de la no aceptación de Emilia en la Real Academia de la que os hablaba en párrafos anteriores.
Sin embargo, y a pesar de todo, también tuvo diversos amigos, alguno de ellos convertidos en amantes. De sobra es conocida la relación que mantuvo —durante años— con Benito Pérez Galdós. Testigo de este romance, he rescatado otras dos fotos de un par de citas de cartas que la Bazán enviaba a Galdós y que pude conocerlas en la exposición de la Biblioteca Nacional, las cuales resultan totalmente reveladoras en cuanto a los sentimientos de la escritora por su amigo y admirador Benito Pérez Galdós.
Y
con todo lo aquí expuesto, creo que podemos hacernos una idea bastante acertada
y completa de la vida y obra de Emilia Pardo Bazán. Por supuesto, con estas
líneas lo que espero es despertar un poco en vosotros la curiosidad y que
decidáis bucear sobre una de las autoras más revolucionarias, libres,
luchadoras y excelentes de toda la literatura española. Algo que podéis hacer, por ejemplo, acudiendo
a la Biblioteca Nacional, situada muy cerquita del metro de Colón, aquí en
Madrid. Y ya, a partir de ahí sumergiros de lleno en el maravilloso mundo de la
vida y obra de Emilia Pardo Bazán.
Os
dejo con otras de sus citas que más me gustan, terminando este post de la misma manera que lo empecé, con citas de la autora. Las cuales son solo dos ejemplos de la gran calidad que caracteriza su obra. Espero que os haya gustado, que hayáis aprendido y que os haya animado a conocer a esta grande de la literatura española. Gracias por estar ahí.
¡Hasta
la próxima!
“Los sentimientos no
los elegimos se nos vienen, se crían como la maleza que nadie planta y que
inunda la tierra”.
*Reseña sobre las fotos que aparecen en la publicación:
- La foto 1 y la foto 4 las he obtenido del periódico ABC.
- La segunda y la tercera foto son imágenes propias realizadas por mi en la exposición "Emilia Pardo Bazán. El reto de la modernidad".
- La tercera imagen la he obtenido de Pinterest.
- Las imágenes 5,6 y 7 son fotografías propias realizadas, también en la exposición sobre Emilia localizada en la Biblioteca Nacional.